MARK ROTHKO: LA SENSUALIDAD EN EL COLOR

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“No figura, no forma, no timbre, no empastes, ni siquiera una búsqueda de materia insólita… simplificando su lenguaje a uno o pocos rectángulos de colores que se insertaban en fondos monocromáticos”. – Gillo Dorfles

A principios de la década de los cincuentas, los artistas norteamericanos comienzan un movimiento de Vanguardia con una identidad propia y diferente a las corrientes europeas surrealistas y constructivistas. A partir del aislamiento propio de la posguerra, Estados Unidos comienza a dar testimonio de una identidad artística hegemónica y un estilo de pintura de manufactura del tipo ‘americano’, conocido como expresionismo abstracto.

Este término fue utilizado por primera vez en 1946 por el crítico de arte Robert Coates, refiriéndose a la nueva corriente que se estaba gestando en Nueva York. “Una pintura de notable intensidad plástica más directa, abierta e inmediata…”1

Pronto aparecieron nuevas clasificaciones y adjetivos para las propuestas vanguardistas de posguerra de la escuela de Nueva York. C. Greenberg utilizó el término de New American Painting, en tanto que H. Rosenberg clasifica estas manifestaciones como Painterly o Action Painting para clasificar a toda la pintura que fuera abstracta o figurativa que recurriera al automatismo expresivo. Entendido éste como una emancipación de de una espontaneidad sin ningún sometimiento de la razón o de cualquier estética dogmática.2

Mark Rothko aparece como figura emblemática de esta New American Painting al enfatizar en su obra el afán de superar el objeto como tal. De esta forma, la obra se convierte en un todo coherente y unitario a base de tensiones profundas y relajamientos superficiales.
Para lograr su propósito, utilizaba la superposición de largas bandas de colores que se fundían entre ellas por medio de diversos tonos y la impresión de sus contornos.

Rothko restituye a la pintura una cualidad olvidada durante varios años. Vuelve en su obra a suscitar atmósferas inmateriales, sublimadas por el color y la luz. Donde además, existe una búsqueda por una nueva modulación espacial por medio de los monocromos, con la intención de obtener a través de la aplicación de capas de color una expresión tetradimensional.

“Surge dentro del extremo silencio de las profundidades inexploradas… No figura, no forma, no timbre, no empastes, ni siquiera una búsqueda de materia insólita… simplificado su lenguaje a uno o pocos rectángulos de colores que se insertaban en fondos monocromáticos”.4

Encuentra en el color a manera de color field el único medio de expresión utilizando grandes formatos y colores flotantes paralelos -suspendidos- al plano de la pintura recreando así un espacio indeterminado.
Restringe el trabajo a 2 o 3 suavizados rectángulos que casi llenan la mayoría de la superficie en vertical del lienzo a manera de un icono abstracto.

Aparece en Rothko, por primera vez en la historia del arte, el uso del color como forma que es contenida en un sencillo plano. Incrementando de esta manera la tensión entre varios colores ácidos y no modulados con formas simples, redefiniendo de esta forma el plano de la pintura. Progresivamente Rothko fue ampliando el formato del lienzo para suscitar en el espectador una sensación de sumergimiento sensorial en la imagen pictórica abstracta, ya que la relación espectador-cuadro era fundamental para la configuración de su obra.

“Mis murales juntan en una sola casa unos colores que no pueden vivir juntos. La visión de la armonía dura sólo un instante, el momento antes de estallar y partirse en dos…Me doy cuenta de que histórica mente pintar cuadros grandes se ha asociado a la pompa y a la grandiosidad. Yo lo hago para resultar intimista y humano. Cuando realizas un cuadro muy grande, lo pintes como lo pintes, tú estás dentro del cuadro”.5

Sus grandes lienzos basan su composición en la sensualidad del color distribuido sugiriendo una gran nube cromática suspendida. Estas composiciones siempre aparecen contenidas en formatos enormes destinados a llenar totalmente la pared donde se exhibe, a manera de pintura arquitectónica que quizá podría tener su paralelo en los murales del barroco.

Por lo mismo, las composiciones de Rothko emanan una espiritualidad intensa, exigiendo al espectador más allá de la observación un estado casi de contemplación.
A cambio de este esfuerzo, le enriquecen su percepción desarrollando en él el ejercicio de la disciplina y la meditación. Finalmente buscaba tentar al espectador a entrar en el plano de la obra a través de las franjas de color provocando una reacción de inmediatez emocional.

“Estamos a favor de las formas planas porque ellas destruyen la Ilusión y revelan la verdad… Estamos a favor de la exposición simple del pensamiento complejo. Usamos grandes formatos por su inequívoco impacto… Queremos redefinir el plano de la pintura”.6

A Rothko le interesaba en sus obras la expresión de emociones humanas básicas más allá de cualquier relación en la combinación de los colores, o la interacción entre fondo y forma.

Quizá esta sea una de sus principales aportaciones a la historia de la pintura donde la obra se entiende como un todo.
Abarcando la totalidad del formato del lienzo con simples bandas de pigmentos sobre monocromos, que lejos de continuar con una tradición figurativa o impresionista, logra conmover al espectador con un puro tratamiento de superficies y tensiones entre la oposición de distintos colores .

1 Anna Maria Guasch, El arte del siglo XX en sus exposiciones, 1945-1995, Ediciones del Serbal, Barcelona, 1997, p. 22.
2 Para mayor información sobre la vanguardia de posguerra Americana, se puede analizar la obra de pintores contemporáneos a
Mark Rothko como lo son: Jackson Pollock, Franz Kline, Jack Tworkov, Willem De Kooning o Hans Hofmann.
3 Enciclopedia Historia del arte, Salvat Editores, Barcelona, 1976, p. 98.
4 Gillo Dorfles, Últimas tendencias del arte hoy, Nueva colección Labor, Barcelona, 1965, p. 195.
5 Diane Waldman, Mark Rothko, 1903-1970 A retrospective, The Salomon R. Guggenheim Foundation, Nueva York, 1978, p. 98.
6 «Manifiesto del Expresionismo abstracto de la Escuela de Nueva York», en el New York Times, Octu

Los invitamos a leer nuestra colaboración de la semana con Cultura Colectiva. En esta ocasión hablamos sobre Mark Rothko, a mi juicio el máximo exponente del expresionismo abstracto Americano.

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