Jake & Dinos Chapman

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Las propuestas de estos dos jóvenes ingleses pertenecen junto con Damián Hirst, entre otros, a la colección de Charles Saachi. Caracterizados por sus imágenes irreverentes y con una visión crítica, hablando de la vida como tal, de la muerte, la religión, el sexo o la violencia. Tratados siempre con un humor negro y grotesco, presentando siempre una propuesta renovadora y de vanguardia en el mundo del arte contemporáneo.

Artistas británicos de cepa, Jake Chapman nació en 1966 en Cheltenham y Dinos Chapman en 1962 en Londres. Ambos han vivido, trabajado y desarrollado su estilo sin salir de la isla británica. Trabajando juntos desde su graduación de la Royal College of Art en 1990.

Se catalogan, en un sentido muy básico, dentro del arte conceptual aunque a título personal no estaría muy de acuerdo con esa clasificación. La temática y plataforma estética que utilizan en nada se contiene en la búsqueda de la idea sobre el objeto, en ellos el objeto es todo.

En resumidas cuentas se les considera como escultores, realizadores de piezas iconoclastas de una dureza conceptual y la presencia de la violencia, la política contemporánea, la religión y la moral como protagonistas de su obra.

En la primera etapa de su trabajo, donde saltaron a la fama en la exposición de Sensations fue con sus figuras humanas mutadas y alteradas dentro de paisajes psicóticos y escenas grotescas.

Sus objetos era figuras modeladas en tamaño natural, elaborados en resina sintética y fibra de vidrio, con formas amorfas y seres hermafroditas que acumulan todas las malformaciones genéticas posibles.

Aparecen multiplicándose en las forma más absurda y perversa troncos, cabezas y extremidades, siendo los elementos de unión entre cada parte anos, vaginas o penes que surgen por doquier sustituyendo narices, orejas o bocas. Algo curioso y burlón, siempre estos seres aparecen calzados con los últimos modelos de tenis de la marca Nike.

«Estas criaturas -productos de una convulsión interna, de una infracción o de una obscenidad exultante e irónica- no son seres clonados, sino combinaciones biológicas únicas que se niegan a su reproducción»10

De esta forma las malformaciones biológicas aparecen de forma fantástica desconcertando al espectador y ejerciendo una inexplicable fascinación. Estos conglomerados humanos no pretenden santificar la anomalía como tal, el objetivo es el simple juego combinatorio e ilimitado de posibilidades de composición.

Como los trabajos de Sol LeWitt que utiliza elementos abstractos y los multiplica ilimitadamente, los hermanos Chapman lo hacen con partes humanas. Sería el único punto teórico donde su propuesta toca la temática del arte conceptual, en vez de geometría se basan en la utilización de partes del cuerpo humano.

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«La dimensión verdaderamente trágica de la obra afecta al cinismo de la ambición explícita de conseguir un valor cultural nulo: el arte pretende únicamente producir una estética de la inercia, de la indiferencia, del desinterés».

Posteriormente, confesos amantes del trabajo de Goya, al cual lo definen como una influencia notable en su trabajo, desarrollan un par de series inspiradas en el artista bastante polémicas e interesantes.

“Goya es el artista que representa esa clase de batalla expresionista entre la Ilustración y el Antiguo Régimen, dice Jake, así que es fantástico patear su debilidad. Porque siente predilección por la violencia, que ampara en una estructura moral. Hay mucho placer en su trabajo. Para crear la ley, uno tiene que transgredirla”.

Uno de sus primeros homenajes a la obra del artista español realizada en el 2001 se titulaba Great Deeds against the Dead en las que reproducían en una escena grotesca, un cuadro a tamaño real en el que un maniquí descoyuntado aparecía atado a un árbol.

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Recientemente, utilizando el concepto del apropiacionismo postulado ideado por ellos a partir de la película “El resplandor” de Stanley Kubrick cuando incitan a Jack Nicholson a que mate a su familia, a que rectifique la situación.

Los chaptman toman la serie del maestro Aragónes de “Los desastres de la guerra” de Goya e intervenirla pintando narices de payaso a las figuras originales. “Al final fuimos uno por uno con todos los grabados sustituyendo las caras de las víctimas por muñecos y caras de payaso”, comenta Dinos Chapman en una entrevista para “The Guardian” en meses pasados.

Situación que generó mucha polémica y críticas al por mayor al inaugurar su primera exposición en España en la ciudad de Málaga. En lo personal me quedo con la versión original de Goya compartiendo lo que Jonathan Jones comenta en una reseña para el periódico “El cultural” de España.: “Pobre Goya. En vida, además de la sordera, tuvo que aguantar a la Inquisición y soportar al Duque de Wellington. Ahora, tiene que sufrir a los hermanos Chapman”.

En los últimos años de la década pasada los hermanos Chapman estuvieron desarrollando un proyecto artístico para el museo P.S.1. de Nueva York, la exposición What the Hell I – IX, en el que combinaba fotografía, escultura y el vídeo. La cual consiste en una serie de nueve fotografías monumentales que ilustran con gran detalle la guerra con una brutal crueldad.

El trabajo refiere a uno de los peores capítulos de la historia bélica, el ejército alemán en una sola ejecución mató alrededor de 18,000 soldados rusos durante la Segunda Guerra Mundial. El ejército Nazi es atacado por su propia creación de seres sobrehumanos que aparecen al mismo tiempo como víctimas y agresores.

Desgraciadamente para los acérrimos seguidores de los Chapman esta pieza se quemó junto con 2,000 piezas más aproximadamente en el incendio que sufrió la galería de Saatchi en el 2003. Se dice que entre esta valiosa pieza hubo obra de Tracey Emin, Damien Hirst o Sarah Lucas que también se consumieron en el incendio.

Bajo esta temática posteriormente los Chapman desarrollaron la pieza Fucking Hell, que sería una especie de continuación a What the Hell I – IX.

“Es todo lo pesimista que hemos podido hacer, asegura Jake Chapman. Pero es pesimista y fatalista en un sentido alegre. No hay ningún mal presentimiento ni moraleja. Son sólo esculturas, es nuestro hobby.”

Pareciera que esta temática fuera una trilogía y terminara con la recién concluida pieza “La suma de todos los males” presentada en la feria Art Basel de Hong Kong.

En esta pieza se muestra la temática recurrente en las dos piezas anteriores sobre las guerras, genocidios y los males del consumismo masivo mediante miniaturas de hombres torturados, esqueletos y cadáveres sangrientos. A estos elementos se le agrega la imagen de Ronald McDonals en una clara alusión al consumismo y el hedonismo de la sociedad contemporánea.

“Tomamos McDonald como indicador de la transformación de la industrialización hasta el final del mundo. Así que, como saben, McDonald representaba el idealismo de la comida rápida y del espacio para descansar. Ahora está ligado al agujero en la capa de ozono, es un payaso querellante que ha perdido su sentido del humor.”

Lo perverso en su propuesta radica en la doble lectura que nos dan sus maniquíes de fibra de vidrio o sus muñecos en miniatura que apelan juegos de niños o a escaparates de cualquier tienda departamental. Lo grotesco viene acompañado de los escenarios oníricos donde se multiplican éstos seres, se mutilan, se sexualizan y se desangran.

No es un arte sencillo de digerir definitivamente, pero tampoco se trata de ocurrencias sin fundamentos de un aficionado. La crítica es dura y ácida, difícil de asimilar, ¿Pero cuando una guerra o un genocidio ha sido un evento festivo digno de celebrar? Seguiremos de cerca la cerrera de estos hermanos británicos esperando ver ahora qué punto flaco de nuestra decadente sociedad exponen en su próximo trabajo.

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1. Burkhard Riemschneider, Art at the turn of the millennium, Taschen, Italia, 1999, p. 66.