Anish Kapoor

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Soy un artista abstracto y gracias a la abstracción llego al origen de las cosas.

Considerado por muchos como uno de los mejores exponentes del grupo de los young British Artists de Charles Saatchi, y uno de los escultores más influyentes de esta época con una estética siempre fresca y renovada, Anish Kapoor nació en la ciudad de Bombay, en 1954, y se trasladó después de la educación básica a Londres, donde radica hasta el día de hoy haciendo su vida prácticamente fuera de su país natal. Estudió en el Hornsey College of Art (1970) y más tarde en la Chelsea School of Art Design. Esta sería su primera influencia en el mundo del arte.

Kapoor procede de una familia india-judía, ambas de gran peso cultural y tradiciones que lejos de chocar una con otra supieron dar una amalgama llena de matices en su vida personal y después profesional. Toda una vida de trotamundos, un auténtico ciudadano del mundo; en su infancia y juventud vivió en Mónaco antes de radicar en Londres. Aunque su abuelo fue un rabino destacado en la ciudad de Pune, India, Kapoor recibió una educación laica. Fue practicante instruido en el budismo por algunos años, para después llevar una vida espiritual, mas no religiosa.

La mejor clasificación que él mismo tiene de sí es de un outsider, un ciudadano del mundo quien no quiere ser identificado con una determinada nacionalidad.

A temprana edad empezó a destacar en el mundo del arte logrando importantes comisiones y premios. A los 36 años fue representante del Reino Unido en la Bienal de Venecia de 1990; al año siguiente recibe el prestigiado premio Turner al que normalmente se accede muchos años después.

Fue el primer artista vivo en tener una exposición individual en la Royal Academy londinense, además de haber expuesto en los principales museos del planeta. Hoy, a sus 59 años, es considerado el gran renovador de la escultura contemporánea con muchos años por delante y mucho más que decir.

Aunque la escala y la solución técnica de sus piezas siempre son muy diferentes entre sí, se distinguen tres pilares básicos como principios estéticos en su obra:

En todas las piezas confluyen las tres cuestiones centrales de mi trabajo. La primera responde a un intento de ir hacia el principio, de buscar el origen. La segunda trata el problema de ese objeto que está y que no está, lo que atañe a las obras de pigmento y de acero, piezas plurales que escapan de la simple definición de objeto. No son sólo un objeto, son algo intermedio, un ‘no objeto’, lo que es una paradoja. La tercera cuestión se refiere a la autogeneración o autocreación y todas las piezas tratan de ello.

En sus primeras obras, al comienzo de su carrera en la década de los 80, predomina el trabajo con pigmentos y objetos de geometrías básicas. Si se buscara clasificarlas dentro de una corriente, se localizarían entre arte conceptual y minimalismo, aunque con un sello muy personal que las diferencia del trabajo de otros artistas. El trabajo con estructuras sólidas que parecen desmoronarse lentamente con el devenir del tiempo las hace únicas. Los pigmentos utilizados recuerdan a la comida hindú, llenos de colores y matices; dan la sensación, incluso, de ser comestibles, de ser un plato preparado con curry rojo.

De esta forma el artista se conecta con sus orígenes multiculturales haciendo de su obra un objeto resultado de su experiencia personal. Para Kapoor el color no es únicamente un medio, sino una sustancia en sí misma, algo que tiene, per se, un valor físico.

De esta serie de trabajo destaca “As if to Celebrate”, “I Discovered a Mountain Blooming with Red Flowers”, “1000 names”, “White Sand”, “Red Millet” y “Many Flowers”. La que sin duda es la pieza más lograda de esta serie es la presentada en el año 2011 en el Museo Guggenheim de Nueva York titulada: “Ascension”. Instalación por demás espectacular en la que utiliza el atrio principal del museo, y desde la parte alta suelta por medio de una máquina un pigmento rojo que cubre el piso de la explanada e impregna de color todo el museo.

La segunda temática recurrente del artista sería la autogeneración, la obra de arte vista como un Big Bang. Su metodología básica es la abstracción; siempre busca ir al principio de las cosas, a los orígenes, al principio de la consciencia, al primer día, a la entropía como la entendía Brancusi. Objetos que se autocrean (de manera conceptual) y también se autoconsumen o se desvanecen con la interacción del tiempo en el espacio.

Mis objetos, son objetos que tienden hacia el principio. Este es el gran reto… porque no sabemos lo que es ese principio. Quizás el Big Bang fue real o tal vez fue una ficción… La realidad es algo físico, está ahí, pero la imaginación va por otros derroteros. [1]

En esta temática destaca la pieza con la que ganó el Premio Turner en 1996: Svayambh. El título corresponde a un vocablo del sanscrito cuya traducción al castellano sería lo equivalente a autogeneración. Se trata de un bloque de 40 toneladas de cera roja que avanza lentamente en un carro por los pasillos de la Royal Academy de Londres, dejando a su paso un rastro indeleble en pisos, muros y marcos de las puertas de los recintos.

En una de las salas adyacentes se expone otra pieza que utiliza la misma cera roja que es expulsada por un cañón sobre un muro, formando una escultura mutable cuya forma responde al azar y su tamaño es proporcional al tiempo que dure abierta la exposición; la obra nunca será la misma ya que cada vez que se exponga tendrá una apariencia diferente.

La última línea de trabajo recurrente en la obra de Kapoor es la tensión entre los opuestos complementarios: presencia/ausencia, materialidad/espiritualidad, densidad/vacío, puntos en común que lo conectan con la obra de Joseph Beuys, Yves Klein y Robert Rymann.

Cuando lo invitan a intervenir la Sala de Turbinas de la Tate Modern de Londres en 2002, pone de manifiesto este concepto en una pieza de proporciones descomunales en el sentido horizontal, rompiendo la clara lectura vertical que tiene el espacio por naturaleza.

La historia de la escultura, de los objetos -comenta- es paralela a la historia de los materiales. Desde la Edad del Bronce en adelante la cuestión de la materialidad es fundamental. Lo que me interesa es que para cada materialidad existe una inmaterialidad. Esto puede ser visto como una cuestión mística, desde luego. Uno de los fundamentos de la vida es la conciencia, que es inmaterial y misteriosa. A la vez, los objetos tienen la capacidad de ‘jugar’ con lo físico y lo no físico. Esta cuestión es, finalmente, filosófica, y nos lleva hacia el ‘de dónde venimos’. Me interesan los interrogantes, y muchas de estas cuestiones se refieren a los opuestos, como masculino/femenino. El estudio es un lugar en el que el artista puede ser cualquier cosa… trabajar en él es una especie de ritual pensado para dejar que las obras se produzcan a sí mismas. [2]

En sus piezas más recientes, el artista, sin olvidar el uso de la simplicidad de las formas, inicia un camino de experimentación con nuevos materiales como la madera, metales y resinas en esculturas monumentales en las que el espectador es consumido por la escala de la pieza. El gran tamaño y la excesiva sencillez de su forma invitan al espectador a la indagación de conceptos de interés ancestral como las dualidades entre lo celeste y lo terrestre, entre la luz y la sombra o entre la materia y el espíritu.

En esta categoría se incluye la citada pieza de la Sala de Turbinas de la Tate Galery: “Marsyas” o la “Cloud Gate” del Millenium Park en Chicago. Qué decir de “Leviathan”, la hermosa pieza en latex rojo situada al interior del Grand Palais de París que lo redefine y califica como una experiencia única desde el exterior de la pieza con el espacio arquitectónico, como en el interior de la misma en una suerte de entrañas o vísceras por las que el espectador se adentra en el mundo del artista.

Grand Palais es uno de esos espacios notables en el mundo, un gran volumen lleno de luz, y tiene su propia belleza para hacer una obra en la que uno tiene que lidiar con todo eso, sobre todo con la luz. Quiero llevar al espectador a tener un momento de shock, estéticamente, también físicamente, por lo que al entrar en la nave levante los ojos y diga: ’¡guau! ¿podría ser así! Cada obra de arte es ante todo un acontecimiento. [3]

Anish Kapoor, el artista de ninguna parte y de todo el mundo, se encuentra en un momento lúcido de su carrea artística con exposiciones alrededor del globo e intervenciones en la configuración del espacio público que van desde colaboraciones con Herzog & De Meuron en Nueva York o en la explanada principal del Estadio Olímpico de Londres.

Brilla con luz propia al crear una experiencia poética en sus objetos elaborados con materiales poco convencionales que recalifican el sitio donde se posan. Al igual que Beuys comparte la idea del arte como sanador social, partiendo de la creencia de que lo explícito no ha de ser el objetivo perseguido por el escultor, y según la cual corresponde al propio espectador encontrar un significado a lo que se presenta ante sus ojos.

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[1] Articulo publicado en El cultural, Anish Kapoor por Pilar RIBAL | Publicado el 12/03/2010 |
[2] Articulo publicado en El cultural, Anish Kapoor por Pilar RIBAL | Publicado el 12/03/2010 |
[3] Entrevista al artista en la apertura de la exposición en mayo de 2011 recopilada por Anita Hackethal para designboom.