Richard Serra, de lo tectónico y lo majestuoso.
«No existen mejores ni peores materiales, sino distintas sensibilidades en el proceso creativo»
Ver la obra de Serra en vivo es impresionante, la fotografía no le hace justicia a su trabajo. La pesadez del material en equilibrio en una perfecta ligereza con el espacio es única.
Definitivamente uno de los escultores vivos más importantes de la historia del arte contemporáneo. Nacido en San francisco California con estudios en literatura en Berkeley y Santa Bárbara y de Arte en la Universidad Yale.
“Las esculturas de Richard Serra son trazos del hierro en el espacio. Toneladas de metal que no son más que el juego de un lápiz que invade el aire. Una mano bastaría al artista para surcar por completo la idea de la pieza: una ola, un cono, cintas que serpentean, estelas inmensas”.
En un principio sus estudios e intereses estaban enfocados hacia la pintura. Fue en un viaje a Paris en 1965 donde conoce a Constantin Brancusi, fue la influencia del maestro Rumano pionero del modernismo, que marco en definitiva la vida del novel pintor. Nace su interés por el volumen, el peso, la materialidad y su relación con el espacio. “El volumen en el espacio ha sido fundamental en relación con hacia dónde creo que he dirigido mi energía”.
Uno nunca sabe de dónde viene la inspiración. Al parecer Serra en su época de estudiante en California (1957-61) tenía un trabajo de medio turno para solventar sus gastos en una acerera. El contacto directo y el conocimiento del material definieron el rumbo de la plataforma de su propuesta artística.
El contacto directo con los puentes en acero, su fabricación y montaje en la zona de Bay Area fue su iniciación con lo tectónico y la gran escala. La gran importancia que concede a las condiciones hápticas de los materiales y a su peso gravitacional habría de caracterizar e inspirar gran parte de su obra posterior.
En una primera etapa de su obra, ligada a la influencia minimalista, trabajaba mucho con materiales industriales como plomo, caucho, acero y concreto. Una pieza clave de esa época es Cinturones obra expuesta en el Museo Guggenheim de Nueva York de 1967. Correspondiente a un montaje de piezas de cuero vulcanizado y tubos de neón suspendidos en grupos secuenciales a lo largo de la pared.
Entre 1968 y 1969, a manera de un poema minimal o manifiesto sintetiza y define su obra en una serie de verbos: desenrollar, arrugar, almacenar, doblar, acortar, girar, trenzar, abollar, rasurar, despedazar, astillar, separar, cortar, escindir, tirar, remover, simplificar, diferenciar, desarreglar, rasurar, abrir, mezclar, anudar, derramar, gotear, fluir, arremolinar, rotar, untar, inundar, incendiar, imprimir, levantar, curvear, sostener, enganchar, suspender, desparramar, colgar, coleccionar, asir, apretar, combinar, acumular, arreglar, reparar, descartar, emparejar, distribuir, exceder, complementar, contener, rodear, esconder, cubrir, envolver, escarbar, atar, pegar, juntar, laminar, marcar, expandir, diluir, iluminar, revisar, modular, destilar, borrar, sistematizar, referir, forzar, hablar.
De sus primeros ejercicios referentes a su manifiesto a principio de los setenta realiza aproximadamente 100 esculturas de plomo, donde el mecanismo de acción consistía en arrojar plomo derretido contra una pared y el suelo para que el metal se estrellara antes de solidificarse. Esta obra en especial fue auspiciada en gran parte por el galerista Leo Castelli, quien sería uno de sus principales promotores de su trabajo.
Es a finales de la década de 1970 cuando comenzó a trabajar en una escala monumental, sería el inicio de su consagración como artista utilizando el acero trabajado en caliente para crear esculturas interiores y exteriores de grandes dimensiones cuyo tamaño y sencillez le confieren una presencia impactante.
Aparece así como un desafío a la obviedad gravitacional, la contundencia formal y el peso como elementos definitorios de su arte. Destacando siempre el proceso de fabricación, las características de los materiales y el compromiso con el espectador y el emplazamiento.
“El mayor quiebre en la historia de la escultura del siglo XX aconteció cuando el pedestal fue removido y ella se alejó del monumento o del memorial”.
Aparece la obra para un ‘sitio determinado’ que sería el detonante del land art y la liberación de la escultura de su limitante de escala y de ser piezas de interiorismo. Vale la pena revisar la obra del escultor vasco Eduardo Chillida como otro buen referente de la escultura pública.
No todo es miel sobre hojuelas cuando se opta por insertar piezas escultóricas en espacios públicos, siempre existe la opinión de la gente que normalmente no es favorable al artista.
En 1981 se instaló una pieza denominada Tilted Arc, en la plaza federal en Nueva York. Un arco con una ligera curva con unas proporciones impecables que redefinían la plaza y su forma de vivirla. Para no hacer el cuento largo la gente se dedicó a protestar por la pieza ya que hacía que tuvieran que rodearla y los hacía perder el tiempo.
Fue con esta pieza que surge la frase célebre de Serra donde dice que “El arte no es placentero. No es democrático. El arte no es para el pueblo”. Alegaba que no se podía reubicar, que se conceptualizó para el sitio y que al moverla perdería su sentido.
Como casi siempre ganó la demagogia y la vox populi se impuso sobre el artista. Fue el 15 de marzo de 1989 el último día que la pieza permaneció en la plaza, se desmanteló y se movió a un parque adyacente sin el mismo protagonismo y fuerza original. Es el precio que se paga por tener una democracia disfuncional.
De su extensa obra vale la pena revisar la serie de Snake ex profeso para el Museo Guggenheim Bilbao, Equal-Parallel-Guernica-Bengasi, colocada en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid, la serie de Curves, y sus trabajos en Paris en especial la Tuileries and Obalisque.
Recientemente ha causado fascinación los dibujos y trazados de los bocetos de su obra. Tal es así que el MoMA de Nueva York y el Guggenheim de Bilbao han montado retrospectivas con sus dibujos. Nada mal para un escultor.
Sus dibujos como sus esculturas evocan los mismos sentimientos, una abstracción total casi suprematista donde la geometría básica domina el espacio. “Ángulos rectos y sinuosidades inscritas con sombras. Evocación de las formas elementales que no hablan más que de su propia estructura”.
“Utilicé las aristas como elementos de dibujo, no para delinear el espacio ni para construir relaciones de parte a parte, sino para señalar el espacio, o dirigir, cortar o yuxtaponer volúmenes.”
Podemos encontrar obra de Serra desde Nueva York, Londres, Nueva Zelanda hasta Islandia. Es quizá uno de los artistas vivos más reconocidos y adorados. El tema de su obra no ha variado mucho desde sus inicios, sigue siendo el acero corten el alma de su trabajo. Pequeñas dislocaciones, sensuales curvas, cortes y una sutil ligereza a pesar del tonelaje de su obra.
1. Silva-Herzog Marquez, Jesus. EL blog de Jesus Silva-Herzog Márquez. Grupo Reforma. México, DF. 2011.
2. Serra, Richard. Escritos y entrevistas, pág. 46. Pamplona: Universidad Pública de Navarra, 2010.
3. Richard Serra, “Verb List Compilation: Actions to Relate to Oneself” (1967-68)
4. Op cita.
5. Richard Serra.