DECONSTRUCCIÓN

Estrategia mas allá de formalismos.

Como con la mayoría de las vanguardias críticas, a la deconstrucción le llegará el momento de ser un ‘estilo’ más que se institucionaliza perdiendo el cuestionamiento que le dio origen. La estructura ‘formal’, punto clave de la crítica del común de los usuarios, se identifica en sus estructuras mentales adoptándolos como simples formalismos de ‘moda light’ que niega la postura crítica de su fundamento.[1]

Jacques Derrida se inscribe en el proyecto Nitzcheano de ‘desmontar’ la tradición filosófica y estética. Proponiendo la deconstrucción como una estrategia lingüística que parta de “instancias de articulación y desmontaje”[2] exhibiendo la debilidad de las certidumbres absolutas que regían la historia (Metarelatos).[3]

La deconstrucción parte del supuesto que el lenguaje es limitado e imperfecto. En un texto existe una trama compleja de relaciones entre los signos componentes; y como tal, hay una multiplicidad de significados diversos como yo’s existentes.

Además, Derrida apoya la estructura de su pensamiento con la Différance. “No hay un solo instante en que algo sea dado como es en sí como una identidad totalmente autopresente”.[4] Siempre existe una ausencia en la realidad. Partiendo del postulado de que el lenguaje no es ‘un espejo de la realidad’ sino que su imperfección lo que lo convierte en un mero ensayo o esbozo de lo real.

“Y cuando sustituimos un significado por otro, aparece una nueva diferencia, un nuevo modo en el que el significado se oculta, en parte, a sí mismo… El único modo de no equivocarse es socavar certidumbre tras certidumbre”.[5]

A simple vista, se podría entender que el programa Derridiano con su actitud crítica hacia el logocentrismo, es plenamente una actitud postmoderna. Según Javier Ruiz de la Presa, la deconstrucción al ser una ‘estrategia del pensamiento’ se convierte en una cuestión atemporal. De hecho, el fundamento de la desconstrucción son los Presocráticos: Parménides y Heraclito.

“Incluso Platón ya utilizaba la desconstrucción en el Timeo… O los egipcios la utilizaban en su escritura…”.[6]

En el campo del arte, principalmente en la arquitectura, se ha querido ligar a la postmodernidad. Erróneamente se ha estereotipado con las ‘formas chuecas’, que en la mayoría de los casos son caprichos formales más que resultado de una estrategia Derridiana.

Alfredo Valencia cuestiona la posibilidad de la existencia de una arquitectura deconstructivista. Ya que, con una postura ortodoxa es imposible su materialización. “La desconstrucción es la estrategia de lo imposible”.[7] Esto no niega su existencia, es decir, existe pero es ‘imposible’. Existe como concepto, en el ‘papel’.

Lo que evidentemente si es posible, es la utilización de la deconstrucción como una estrategia proyectual. En este caso lo desconstruido no es le resultado material sino el concepto. En éste caso, la ‘chuecura’ puede o no ser resultado de éste proceso, pero no el resultado obvio como se cree.

Bajo ésta línea de proyecto, se podrían citar a Daniel Libeskind o Peter Eisenman. Que a mi juicio, son los únicos arquitectos que utilizan genuinamente la desconstrucción como estrategia de diseño.

Quizá como conclusión, se podría citar el ejemplo de Libeskind, que en proyectos como El Museo Judío o La Postdamer platz utiliza la deconstrucción como estrategia proyectual. En éstos casos, descostruye los flujos de interacción Judía para estructurar los ejes compositivos.

“Yo no creo que uno debe valorar lo invisible, no como una forma restringida, no como una poética barata, sino como una lógica constructiva”.[8]

De alguna forma se ‘estiran’ los conceptos partiendo de la ‘falla’ para dar intensidad a partir de disciplinas extra-arquitectura. Éste estiramiento trae consigo el enriquecimiento del vocabulario y las potencialidades de la arquitectura.

Para todas aquellas personas que creen que ‘todo esta dicho’, aparece (O apareció) una nueva estrategia con múltiples posibilidades de desarrollo. Que quizá sea (¿o fue?) El principio de una nueva arquitectura, que cuestiona el espacio Euclidiano como forma absoluta de hacer arquitectura.

Finalmente, expondré un par de citas de la memoria del Museo Judío[9] como fundamento a la hipótesis de que la deconstrucción va más allá de ‘posturas de vanguardia’ o caprichos formales.

“Cogí la huella de la mano izquierda de Dôblin y utilice las líneas de la palma para subrayar la centralidad y la permeabilidad de la ciudad de Berlín”.[10]

“Es saludable inventar nuevas prácticas acordes con la demanda de la profesión… Desde luego si hubiera seguido el camino convencional de la profesión, en el Museo Judío no hubiera ocurrido diseñar 1,005 huecos en la fachada… que a mi juicio el proyecto no hubiera sido entendido sin esas ventanas”.[11]


[1] Por citar un ejemplo, el ‘High Tech” surge como propuesta critica del Movimiento Moderno. Después de un tiempo, se vuelve en el ‘estilo’ que abandera las instituciones de poder, como lo son: bancos, transnacionales y demás monopolios comerciales.

[2] “Escritura y desconstrucción”. Ferro, Roberto. Editorial Biblos.

[3] Metarelato: “Cuestionamiento del edificio logocéntrico que la modernidad ha generado, como lo son: la ‘democracia sin participación’ o ‘la igualdad inmersa en el racismo’. Dr. Alfredo Valencia. Vl Semana de Arquitectura. I.T.E.S.O.

[4] “Escritura y desconstrucción”. Ferro, Roberto. Editorial Biblos.

[5] Derrida, Jacques.

[6] Javier Ruiz de la Presa. Vl Semana de Arquitectura. I.T.E.S.O.

[7] Dr. Alfredo Valencia. Vl Semana de Arquitectura. I.T.E.S.O.

[8] Daniel Libeskind. Postdamer platz

[9] Proyecto presentado en Croquis. Monografía 80. Daniel Libeskind “.

[10] Daniel Libeskind. Entrevista ‘Entre líneas’ de Donald L. Bates, presentada en “Croquis. Monografía 80. Daniel Libeskind“.

[11] Idem ob. Cit.