Cris Burden

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“Hacer arte es verdaderamente una actividad subversiva”

A partir de la liberación del arte y de gente como Duchamp, Beuys o Manzoni a veces nos resulta muy complicado definir los límites del arte con la basura, la ocurrencia o la idiotez.
El performance es quizá junto con la instalación las plataformas que más se prestan a la polémica. Ya lo dijo el arte conceptual, todo hasta una idea puede ser arte. Cris Burden es un claro ejemplo por demás polémico entre el arte y la locura.

Burden artista norteamericano nacido en Boston en 1946, de esa camada de artistas de una generación muy especial y con grandes exponentes que nacieron después de las Guerras Mundiales, en una cultura consumista, hedonista y liberal. Son verdaderos hijos del American Dream.

Este artista no es ningún iniciado, tiene estudios en artes visuales, física y arquitectura en la Universidad de Pomona de Irvine California. Por si fuera poco tiene un Master en Bellas Artes por la misma universidad (M.F.A.) En los Estados Unidos el M.F.A. es el último y más alto diploma universitario al que un estudiante de Bellas Artes puede obtener.

Para obtener el M.F.A. presentó el performance Five Day Locker Piece, en el cual por cinco días se encerraba en una taquilla de la universidad sin más ni menos. Ahí comenzó la historia de polémica que siempre a acompañado su carrera artística. La mayoría del personal docente se opuso a darle el grado, fue Robert Irwin y su gran influencia que logró convencer al panel para que obtuviera su título.

Ni con treinta años, en la década de los 70’s, siguió conmoviendo al mundo del arte con sus atrevidas acciones de arte. Partía de la idea que lo verdaderamente importante no era el objeto artístico sino la idea que genera una acción de arte. El futuro del arte no estaría en el objeto artístico que se puede vender y colgar en la pared de tu casa sino en algo más.

El arte debía ser efímero, momentáneo y contundente. Debía de abordar el cambio político, social y tecnológico al que el mundo se enfrentaba en ese momento. Había que vivir el aquí y el ahora, lema tan sonado en la década de la rebeldía por excelencia.

“El perfomance/obra concluida era una mezcla de las tres cosas, el concepto, el desarrollo y el resultado. Es difícil dar una prioridad a alguno de los aspectos, todos son esenciales”.

El tema primordial de sus piezas en los inicios de su carrera era la violencia y el efecto que produce en el espectador. Burden partía de la idea de que el artista siempre refleja el entorno en el que le tocó vivir. La industrialización, los inicios del capitalismo, las guerras y la violencia siempre presente en los medios de comunicación era la panacea del momento. El uso de la violencia en su obra se convertía en el mecanismo físico para afrontar esta serie de acontecimientos catastróficos.

“Creo que los artistas reflejan su entorno social y cultural. En la actualidad, Norteamérica y todo el mundo industrializado está sujeto a una cantidad extraordinaria de violencia, tanto por la naturaleza de la sociedad moderna (véase, por ejemplo, la constante amenaza del terrorismo y la guerra, la magnitud de las catástrofes y el malestar general que desvirtúa la moralidad y los valores) como también por una falta individual de lugar y de poder en este enorme e impersonal mundo industrial”.

Explicaba que sus acciones eran una manera de intentar controlar el destino que normalmente es incontrolable. “Afrontando y prefabricando los horribles acontecimientos que invaden nuestras vidas, puedo tener la ilusión de usurpar la volubilidad del destino”. El eje de la pieza era la tensión mental generada en la acción no la violencia en sí. La violencia como se dijo antes era solamente el móvil para lograr tal efecto.

Destacan entre sus performance más logrados Shoot (1971) Doorway to Heaven (1973), Through the Night Softly (1973), Trans-fija (1974) Deadman (1972), B.C.Mexico (1973), FireRoll (1973), TV Hijack (1978) y Honest Labor (1979).
Shoot la pieza más relevante de sus performance sigue siendo en la actualidad motivo de discusión y polémica. En 1971 en el F Space en California, una asistente del artista le dispara con un rifle en el brazo a solo cinco metros de distancia.

“Los espectadores no pueden evitar ponerse en mi lugar. Ser disparado es algo que la mayoría de la gente evita enérgicamente, esta performance toca la misma esencia de la vida y es aún, treinta años después, objeto de controversia y discusión. Mientras las pistolas existan, Shoot se recordará”.

Siempre polémico y con acciones donde ponía en riesgo su propia vida fue la temática dominante de sus acciones, y la imprudencia por supuesto. Hay que recordar que aparte de dispararse Burden se ha crucificado sobre un Volkswagen, gateado sobre vidrios rotos o se ha metido en un saco bajo un coche en medio de la calle.

En años recientes su temática ha cambiado radicalmente, los años lo han puesto en paz. Las esculturas normalmente ambiciosas han sido el nuevo motor de expresión de Cris. En los ochenta experimentó con el uso de materiales comunes para modelar sus piezas, entre ellos, soldados de juguete, juegos de modelos de trenes, vehículos de juguete, y los modelos de construcción a escala, objetos comunes en el cuarto de cualquier niño.

Entre ellas podemos destacar la B- Car (1975), La Noria (1979), A Tale of Two Cities (1981), Beam gota (1984), Samson (1985), Medusa Head (1990), LAPD Uniformes (1993), Light Urban (2008) y Metropolis II (2010). Estas obras reflejan a menudo los ambientes sociales de la época, y hacen agudas críticas a las instituciones culturales, donde se cuestionan los límites de la ciencia y la tecnología.

“En realidad, cuando me distancié de mis performances, realicé una serie de instalaciones, que eran de alguna manera mitad performance, mitad escultura, porque eran lugares específicos y temporales. Después de ejecutar casi setenta performances diferentes sentí la necesidad de volver a realizar objetos. Como siempre había pensado que las performances eran en esencia escultóricas, el cambio no resultó tan radical, excepto por el problema del almacenamiento”.

Su carrera torno un giro radical, la violencia dejó paso al tema de la tecnología en el arte. Es el caso de B-car, un vehículo ligero completamente operativo que él describió como capaz de “viajar a 100 millas por hora y recorrer 100 millas por galón.

The Speed of Light Machine donde reconstruye un experimento cuantifico para manifestar y percibir la velocidad de la luz. O la instalación C.B.T.V. donde reconstruye la primera televisión diseñada en el mercado.

En 2005 diseñó un yate no tripulado que viajó durante 5 días y 330 millas desde Shetland hasta Newcastle. El proyecto estuvo financiado por el Arts Council of Great Britain con un costo superior a las 150,000 libras.

Es interesante como en retrospectiva ve el artista el tema de los performances tan polémicos que realizó en su juventud y el enfoque que tenía de su arte muy distinto a lo que uno puede pensar al verlo crucificado sobre un auto.

“Con mis performances, obtuve pronto cierta notoriedad entre la prensa amarilla y el público en general. Me sorprendió, puesto que no era mi intención. Quería ser bien considerado por otros artistas y por el mundo del arte, pero no deseaba en absoluto llegar a ser una figura pública o un showman para la prensa sensacionalista y de gran tirada. Siempre creí que mis performances eran privadas, frágiles y cuidadosamente construidas. Eran obras de arte malinterpretadas, distorsionadas y mal difundidas por la prensa y los medios. En realidad una de las razones por las que dejé de hacer performances fueron las malas interpretaciones de la prensa sensacionalista. Irónicamente, es por esta prensa sensacionalista y por la publicidad, a la cual todos somos sensibles, por lo que esta parte de mi trabajo es con diferencia la más conocida y, en consecuencia, la más popular”.

En la actualidad es considerado un artista respetado con varias retrospectivas en instituciones reconocidas como el Museo MAK-Austriaco de Artes Aplicadas de Viena (1996), En la 48 ª Bienal de Venecia (1999) y la Galería Tate de Londres. En la actualidad se prepara una gran retrospectiva de sus últimos 30 años de carrera en el New Museum de Nueva York.

Cerramos el artículo con una cita interesante del artista donde habla del arte y la transgresión, que nos da mucha pauta para seguir esperando cosas desafiantes que rompen nuestros esquemas mentales.

“Pienso que toda obra que arremete contra la definición o los límites de lo que es el arte, es por naturaleza transgresivo. Mi trabajo, en última instancia, debe ser considerado arte, incluso aunque abarque otras disciplinas.
Aunque puede no ajustarse a la definición de arte, tampoco se ciñe a ninguna otra categoría o disciplina. Así que, por defecto, mi trabajo entra dentro de la categoría de arte.
Gran parte de lo que se considera arte es simplemente ilustración. Como los límites del arte son bastante elásticos, la verdadera discusión en todo trabajo no es si puede ser considerado arte, sino si tiene valor o calidad”.

1. Arte y subversión. Entrevista a Chris Burden. Entrevista realizada por Juan Agustín Mancebo. Mayo 1996.
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