Consejos para hacer Arquitectura…

Primera lección, cita de Napoleón: “Debéis verlo todo, escucharlo todo y olvidarlo todo”. No hagas ninguna referencia obvia a algo conocido, cada nuevo proyecto debe ser un reto intelectual diferente al anterior. Así cada una de ella, será única e irrepetible.

Construye para los dioses, con toda la majestuosidad y perfección posible; ya que éstas no están peleadas con la economía o las cuestiones políticas.
Que la técnica nunca castre la creatividad. Que no sea un obstáculo, sino complemento potencial del todo. El límite es dictado solamente por la capacidad del constructor. Al igual la forma resultante, no debe estar sujeta a ‘gustos’/’disgustos’ novedosos y pasajeros. Ésta debe de surgir de manera innata según la lógica, la economía y la funcionalidad conforme a la calidad espacial, dentro del objeto estético predeterminado.

Debe de enraizarse en el sitio donde surge, aparecer como respuesta intuitiva al medio físico y cultural. Pertenencia y autonomía, ya que el lugar no se impone enérgicamente sino que sugiere correctamente la solución.

El resultado no es totalizante, no responde al sujeto como tal, sino a un individuo en concreto. La diferencia es lo que enriquece a la profesión, la renueva evitando la monotonía o la repetición. No se debe de imponer el ‘gusto’ personal o la idiosincrasia sobre la individualidad. La función de uno no es la del Dios omnipotente que aparece para salvar al mundo llevándolos nuevamente al ‘paraíso’. Nuestra función, se limita a ser simplemente un interprete con talento para tamizar la realidad y darle coherencia.

Si la obra es de calidad, se convertirá en parte de la memoria colectiva, como testimonio de un periodo histórico determinado y quizá, con suerte, como un buen ejemplo de cómo hacer las cosas correctamente.

Finalmente, se debe dejar que nazca y crezca; que su vida sea testimonio siendo su materialidad la responsable de cargar con el paso del tiempo. Y por último hay que dejar que envejezca con dignidad.